indexcomunicación | nº 14(1) 2024 | Páginas 107-130

E-ISSN: 2174-1859 | ISSN: 2444-3239 | Depósito Legal: M-19965-2015

Recibido el 15_09_2023 | Aceptado el 07_12_2023 | Publicado el 15_01_2024

 

 

LA INFLUENCIA DE LAS REDES DIGITALES EN LOS IMAGINARIOS SOBRE ESPAÑA DE LOS MENORES MIGRANTES MARROQUÍES

 

THE INFLUENCE OF DIGITAL SOCIAL NETWORKS ON THE IMAGINARIES ABOUT SPAIN OF MOROCCAN MIGRANT MINORS

 

https://doi.org/10.62008/ixc/14/01Lainfl

 

 

María Guevara-Perea

Universidad Pablo de Olavide

mguevaraperea@gmail.com

https://orcid.org/0009-0002-5996-6179

 

José Candón-Mena

Universidad de Sevilla

jcandon@us.es

https://orcid.org/0000-0003-1070-4987

 

 

Proyecto de I+D Sostenibilidad del Tercer Sector de la Comunicación. Diseño y Aplicación de Indicadores - SOScom PID2020-113011RB-I00 financiado por MCIN/AEI/10.13039/501100011033

 

 

copy Para citar este trabajo: Guevara-Perea, M. y Candón-Mena, J. (2024). La influencia de las redes digitales en los imaginarios sobre España de los menores migrantes marroquíes. index.comunicación, 14(1), 107-130. https://doi.org/10.62008/ixc/14/01Lainfl

 

 

Resumen: Este estudio analiza la influencia de las redes sociales digitales en los imaginarios sobre España creados por los menores marroquíes que migran al país. Usamos una metodología cualitativa basada en catorce entrevistas a jóvenes que migraron a España desde Marruecos siendo menores de edad. Los resultados muestran que las redes sociales de otros jóvenes que migraron anteriormente son la principal fuente de información con la que se construye la imagen de España. Esta imagen resulta sesgada, ya que no se corresponde con la experiencia real que experimentan al llegar al país, y provoca que la juventud se sienta desengañada por la información recibida previamente. Sin embargo, al llegar a España los menores replican en las redes el mismo tipo de contenidos. Concluimos que el sesgo narcisista de las redes sociales unido a la presión social para mostrar de forma exitosa el proceso migratorio se apuntan como causas de este fenómeno, que retroalimenta el impulso por migrar de otros menores marroquíes. No obstante, la falta de expectativas de futuro para la juventud en Marruecos sigue siendo la motivación principal para migrar.

 

Palabras clave: menores migrantes; Marruecos; España; redes sociales digitales; imaginarios.

 

 

Abstract: This study analyses the influence of digital social networks on the imaginary about Spain created by Moroccan minors who migrate to the country. It has been used a qualitative methodology based on fourteen interviews with young people who migrated to Spain from Morocco as minors. The results show that the social networks of other young people who have migrated previously are the main source of information through which the image of Spain is constructed. This image is biased, as it does not correspond to the real experience they had when they arrived to the country and makes young people feel disillusioned by the information they had previously received. Howe­ver, upon arrival in Spain, minors replicate the same type of content on the networks. We conclude that the narcissistic bias of social networks together with the social pressure to show success in the migratory process are pointed out as causes of this phenomenon, which feeds back into the impulse to migrate of other Moroccan minors. However, the lack of future prospects for young people in Morocco remains the main motivation for migration.

 

Keywords: Migrant Minors; Morocco; Spain; Digital Social Networks; Imaginaries.

 


1.   Introducción

Desde comienzos de la era digital, ha emergido una literatura relevante sobre cómo las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) están transformando las experiencias migratorias del ser humano (Diminescu, 2008; Elias y Lemish, 2009; Komito, 2011; Aretxabala y Riezu, 2012; Bacigalupe y Camara, 2012; Benítez, 2012; McGregor y Siegel, 2013). La población migrante usa las TIC tanto como las poblaciones locales, y a veces incluso más (Juárez et al., 2007), principalmente como tecnologías de relación (Codagnone y Kluzer, 2011).

Las TIC han contribuido a la eliminación de fronteras en el campo de la información e incluso han modificado las bases materiales de la vida, el espacio y el tiempo, dando el paso a una sociedad en red donde los individuos están interconectados y se han globalizado los contenidos (Castells, 2010; García y Del Hoyo, 2013). De esta forma, cualquier joven puede acceder a información y contenidos audiovisuales que le permitan conocer o hacerse una idea sobre la forma de vida de la juventud en otros lugares del mundo (Gündüz, 2017), generando un imaginario cargado de expectativas de futuro que puede impulsar la motivación para emprender el proceso migratorio. Entendemos imaginario como imaginación o deseos con los que el ser humano se piensa a sí mismo y dota de sentido al mundo (Cabrera, 2006). En el caso de los procesos migratorios, los imaginarios generan expectativas del destino de la movilidad transnacional.

El hecho de que cada usuario pueda ser creador de contenido (Kaplan y Haenlein, 2010), ha permitido acceder a testimonios de otros migrantes que antes podían parecer casos aislados y/o lejanos, e incluso ver imágenes y vídeos de personas que han vivido ese proceso con anterioridad, haciendo la idea de migrar algo más cercano y factible.

Esta conexión entre las tecnologías digitales y la migración es aún más notoria entre la población joven, pues ésta ha sabido adaptarse rápidamente a las nuevas tecnologías. En concreto, en Marruecos, las cifras de digitalización entre la juventud son muy similares a las del resto de países europeos, con un 99,3% de la población entre 16 y 64 años que posee un smartphone y un 66,3% siendo activa en redes sociales digitales (Informe Global sobre el Entorno Digital, 2022). Estos datos resultan llamativos cuando los ponemos en perspectiva con el acceso a otro tipo de recursos. Por ejemplo, mientras que el 84,1% cuenta con acceso a internet, casi el 10% no tiene acceso a agua potable, el 13% no tiene saneamiento básico y el 7,3% vive con menos de 3,20 dólares al día. Las redes sociales más populares en Marruecos son Facebook, usada por más del 90% de personas entre 16 y 64 años, seguida de WhatsApp (88,8 %), Instagram (79,2%), Facebook Messenger (64,5%) y TikTok (49%). Esto ha provocado que la mayoría de los ámbitos de la vida de la juventud marroquí se hayan visto afectados o modificados por la era digital, y el campo de las migraciones no ha quedado al margen de esta influencia.

La cuestión que se plantea es en qué medida el uso de las redes sociales digitales y los consecuentes efectos sobre los imaginarios y las expectativas de vida sobre el destino que puedan generar, actúan como elemento de impulso a la emigración para una juventud que aspira a las libertades y capacidad de consumo del mundo occidental, centrándonos en el flujo Marruecos-España. En este contexto, la pregunta de investigación que motiva este trabajo es la siguiente: ¿Cómo influye la adopción de las redes sociales digitales por parte de la juventud marroquí a la hora de concebir sus proyectos migratorios hacia España?

Nuestra hipótesis principal es que en los últimos años las plataformas digitales como herramienta para contactar con otros migrantes y crear imaginarios sobre el destino se han convertido en un factor influyente que anima a la migración de jóvenes marroquíes hacia España. El objetivo principal de este estudio es analizar cómo construye la juventud marroquí los imaginarios que le hacen migrar a España y comprobar si la información recibida a través de las redes sociales incentiva y anima a estos jóvenes a emprender proyectos migratorios. Para ello nos planteamos dos objetivos complementarios: (1) analizar el papel de las redes sociales digitales en la creación de los imaginarios sobre España de la juventud migrante marroquí; (2) corroborar si dichos imaginarios se corresponden con la realidad que los jóvenes viven una vez que llegan a España.

2.    Marco Teórico

2.1.   Migración y menores migrantes

Las migraciones no pueden entenderse como un proceso aislado, sino como una parte intrínseca en el proceso de globalización, tanto en sus causas como en sus efectos (Díaz, 2007).

En la actualidad, millones de personas en el mundo se trasladan de un país a otro, estableciéndose importantes vínculos de diverso carácter (familiar, social y económico). Por ello, para autores como Arámbulo López (2018), el proceso migratorio va más allá de la representación de un acto puramente físico, pues incorpora de manera inherente un movimiento inmaterial que acerca a la persona a una nueva cultura. Así, las migraciones conducen inevitablemente a una mayor diversidad étnica y cultural en el interior de los países, transformando las identidades y desdibujando las fronteras tradicionales (Oroza y Puente, 2017).

Desafortunadamente, el mundo en el que vivimos hoy sigue estando repleto de guerras, pobreza, persecuciones políticas, tremendas desigualdades económicas, discriminaciones, consecuencias del cambio climático, etc. Así, la migración ha aumentado considerablemente en volumen e importancia política desde el final de la Guerra Fría (Castles, 2003).

Como consecuencia, a día de hoy, los procesos migratorios son un asunto preocupante para la mayoría de países del mundo. La incorporación a la sociedad de personas migrantes es un asunto de gran trascendencia en toda Europa (De Graeve, 2017; Miglioni et al., 2021). España no es una excepción (Bravo y Santos-González, 2017) dada su gran frontera Sur en el Mediterráneo (Díaz, 2007), considerada como la frontera más desigual del mundo (López Bueno, 2005; Moré, 2007).

Precisamente, de esta frontera que nos separa del continente africano proceden la mayoría de los menores migrantes que llegan a nuestro país. Estos procesos migratorios de menores son relativamente recientes, pues no se empezó a considerar un problema en España hasta los años 90 (Puyo et al., 2021). Su proporción es muy baja con respecto al total de los flujos migratorios, no obstante, la llegada de menores migrantes muestra una tendencia ascendente desde que se registraron los primeros datos en 2008, alcanzando los 9.294 menores migrantes registrados en España en 2021 (Comisaría General de Extranjería y Fronteras, 2021). La mayoría de ellos son de origen marroquí, un 71% del total, procediendo el resto de países como Guinea, Costa de Marfil y Argelia (Puyo et al., 2021).

Según el Informe de Save The Children (2018), existen varios tipos de factores que motivan a una persona, especialmente a menores, a emigrar: factores personales, familiares o comunitarios y factores contextuales. Dentro de los primeros encontramos las aspiraciones y ambiciones personales de los y las menores, donde se debe tener en cuenta que muchos de estos menores conciben la movilidad como una fuente de riqueza y aprendizaje, tomando el país de destino como una oportunidad para poder llevar a cabo el proyecto de vida que aspiran a alcanzar. En cuanto a los factores familiares o comunitarios, hay que tener presente el papel que juega el menor en su familia, así como el nivel de participación en las decisiones y el trato familiar recibido. Por último, los factores contextuales hacen referencia al contexto que rodea al menor en el país de origen, donde a menudo se dan situaciones de extrema pobreza, desprotección social o situaciones de conflicto y violencia (De Haro et al., 2023).

Referidos en el argot técnico como MENA (Menores Extranjeros No Acompañados), hablamos de chicos y chicas que aún no tienen 18 años de edad, que al migrar quedan separados de sus padres/madres o tutores y que tampoco están bajo el cuidado de ninguna otra persona adulta (ACCEM, 2022).

En cuanto al perfil de estos menores, son mayoritariamente chicos y suelen migrar con entre 16 y 17 años. A pesar de que, ya en 2016, la Asamblea General de las Naciones Unidas afirmaba que las mujeres representaban casi la mitad de la población migrante y refugiada del mundo, en este tipo concreto de migración de menores existe una fuerte desproporción por género, siendo las chicas aproximadamente un 10% del total en 2021 (Comisaría General de Extranjería y Fronteras, 2021). Este desequilibrio se explica atendiendo a los patrones culturales de las poblaciones de origen, pues en la mayoría de los casos cuentan con sociedades con una fuerte diferenciación de roles por género, donde el papel de proveedor que debe migrar para mantener a la familia y buscar un futuro mejor sigue estando principalmente reservado para los varones. A esto se añade el hecho de que este tipo de procesos migratorios resulta tremendamente más peligroso para las mujeres, que son más vulnerables a abusos y violaciones, pues según el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (2014), como mínimo 1 de cada 5 mujeres refugiadas o desplazadas fueron víctimas de violencia sexual, y, sobre todo, el hecho de que hablamos de menores que migran solas, lo que aumenta enormemente su vulnerabilidad.

El aumento de la presencia de estos menores en el territorio español durante los últimos años se ha convertido en una realidad social importante, lo que implica una serie de cambios y efectos a nivel social y cultural, pero también psicológico en los individuos que conforman este colectivo (De Haro et al., 2023).

El informe redactado por la Fundación porCausa en 2021, señala que se trata de un tipo de migración atravesada por importantes factores de vulnerabilidad: son menores, están solos y son migrantes. Añaden, además, las dificultades que se encuentran a la hora de cuantificar de forma precisa la magnitud del proceso en España, pues el Estado carece de un registro único y tampoco hay coordinación entre Administraciones Autonómicas (Puyo et al., 2021).

Desde el comienzo, existe un choque de intereses en cuanto al tratamiento de estos menores en España, pues, como menores, tienen todos los derechos reconocidos por la ley, pero como extranjeros indocumentados el interés principal es su expulsión. De esta forma, algunos autores denuncian que, si bien en teoría tienen los mismos derechos que los menores nacionales, en la práctica la regulación jurídica de estos niños siempre pende del equilibrio entre protección y control (Jiménez, 2017; Vacchiano y Jiménez, 2012; Mendoza y Morgade, 2019).

Señalan además que la Administración debería tratar de resolver la relación entre el menor y su familia, pero que a menudo las autoridades actúan como si no la tuvieran (Peris, 2015). En esta situación, en que a la familia del menor que se encuentra en el origen se le niega el derecho a ejercer sus funciones relacionales y afectivas, la única opción posible es tratar de mantener estas relaciones a través de las plataformas digitales (Baldassar y Merla, 2013).  Es lo que Mendoza y Morgade (2019) denominan la «red social flotante», que les permite crear y mantener relaciones y actividades que se construyen en espacios discontinuos y no territoriales, y que los menores usan para escapar de la lógica territorial impuesta por la administración.

Estudios recientes (Palacín et al., 2023) muestran cómo resulta evidente que el proceso migratorio produce consecuencias en esta juventud migrante no acompañada por sus familias, que demuestran sufrir los efectos de este tránsito en su salud mental, y suelen estar asociados con ansiedad, depresión, sentimientos de pérdida, duelo y estrés, lo que profundiza su vulnerabilidad.

2.2.   Influencia de las redes sociales en el proceso migratorio

Los medios de comunicación son un instrumento de socialización y llegan a definir sentimientos, creencias y hasta construcciones mentales o imaginarios de las personas (Rojo y Maestre, 2005). La juventud es el primer grupo poblacional que está construyendo sus dinámicas de relación en un entorno digital (Olábarri y Monge, 2011). Esta juventud construye su identidad en el entorno de las redes sociales digitales, donde además de la identidad real individual, crean una identidad digital, es decir, la versión en internet de su identidad física. Esta identidad está compuesta por todos los datos que proporcionamos en la red y conforma la imagen que los demás tienen de nosotros a través de Internet. Esto permite que el usuario adecúe su identidad a las diversas situaciones, pero también permite la posibilidad de modificarla y de falsearla, mezclando componentes reales e imaginarios (Caro, 2015).

Por otra parte, los contenidos audiovisuales que abundan en las plataformas digitales facilitan que las experiencias y vivencias de otras personas sean más accesibles que nunca (Gündüz, 2017). Respecto a los menores migrantes marroquíes, cabe mencionar el enorme empuje migratorio hacia España y Europa de que son testigos. A la imagen de los familiares y vecinos migrantes que vuelven en verano a Marruecos haciendo alarde de sus conquistas económicas, adquiriendo un estatus social impensable para los locales (Suárez, 2004; Arrieta, 2013), se suma ahora, con la generalización del uso de las redes sociales digitales, la constante exposición a las fotos y vídeos de otros jóvenes que migraron anteriormente a Europa, o incluso a otro tipo de contenidos que fomentan una idealización de la vida en el continente europeo.

La importancia social que hoy en día se le da a la imagen que proyectamos a los demás, y especialmente, a la imagen digital, provoca que los propios individuos, sobre todo la población joven, distorsionen su realidad para generar la sensación en los demás de que sus vidas o sus cuerpos son perfectos. Las redes sociales se convierten en un espacio en el que se construyen identidades ideales y donde se muestra una visión distorsionada, (Echeburúa y De Corral, 2010), especialmente en la etapa de la juventud, cuando se suele buscar el reconocimiento de los demás (Urista et al., 2009).

Diversos autores hablan de un uso “narcisista” de las redes para documentar la propia vida, construir una imagen y concentrar la atención y la admiración de otros (Gülnar et al., 2010). Plataformas como Instagram, donde prima el componente visual, son usadas con fines de promoción personal (Sheldon y Bryant, 2016; Moon et al., 2016; Bard y Magallanes, 2021), pero también en otras redes como Facebook abunda este uso narcisista (Carpenter, 2012; Lee et al., 2014; Marshall et al., 2015).

Una de las grandes consecuencias negativas se produce cuando, a menudo, la juventud no termina de comprender que las personas muestran en las redes sociales digitales una parte sesgada de la realidad, es decir, únicamente enseñan aquello que quieren que los demás vean. Por ende, la población joven acaba por tener la sensación de que las vidas de los demás son perfectas y muy alejadas de las suyas propias (De la Piedra y Meana, 2017).  La dinámica de las redes y la propia etapa de desarrollo de los menores en su paso a la adolescencia, agudiza estos efectos que inciden en todos los ámbitos, entre ellos en la propia concepción del proceso migratorio.

No obstante, hay que señalar que para la juventud migrante los alardes del éxito de su nueva vida y de su actual capacidad de consumo van mucho más allá de un simple narcisismo, pues, en la mayoría de los casos, la decisión de emprender el proceso migratorio es una decisión colectiva, tomada con el objetivo de que el miembro que emigra ejerza un apoyo económico a la familia (Reist y Riaño, 2008). Además, en muchos casos se utilizan los ahorros familiares para apoyar ese proyecto de movilidad. Es por ello que, en muchas ocasiones, la juventud migrante decide mostrar únicamente los aspectos positivos de su nueva vida, con el objetivo de no generar preocupación en su familia y no exponer un posible fracaso del proceso migratorio familiar (Ascunce Arrieta, 2013). Reist y Riaño (2008) encuentran en su investigación un patrón de comunicación común entre distintos migrantes y sus familias: éstos tendían a suprimir u ocultar información sobre aspectos desagradables de su vida y más bien comunicar las experiencias positivas que vivían. Este fenómeno se conoce como el mito del migrante triunfador que se potencia enormemente con las redes sociales digitales y que, a su vez, anima a otros jóvenes a plantear la opción de migrar (Salazar Estrada et al., 2021).

Entre los estudios disponibles que analizan la relación de las TIC y las migraciones, son bastantes los investigadores que consideran que las nuevas tecnologías de la comunicación han sido un factor impulsor de las migraciones por su fuerte papel como facilitador de lazos sociales entre las personas (Haythornthwaite, 2002; Komito, 2011; Oroza y Puente, 2017).

En cuanto a la creación de imaginarios, ya Park (1928) creía en el importante papel de los medios de comunicación en la construcción de la realidad de la población migrante, pues permitían mejorar la percepción sobre el valor de las cosas y crear esperanzas hacia el progreso. Estudios más actuales como los de Brettel y Hollifield (2008) o Echeverría (2013) muestran cómo la existencia de una comunicación permanente a través de las nuevas tecnologías aumenta el impacto de las narrativas que distintos agentes introducen en la comunidad a la hora de animar a la planificación de proyectos migratorios.

En concreto para el caso marroquí, encontramos algunos trabajos que analizan los consumos de televisión y las expectativas de la población marroquí relacionadas con la migración (Amezaga et al., 2001; Malgesini, 2004; González, 2006). Lucía Benítez (2013) investiga acerca de la recepción transnacional de la televisión como impulso a la migración marroquí, a través de un estudio de campo en poblaciones de origen. Los hallazgos de esta autora sirven de apoyo para este trabajo, que pretende dar el salto tecnológico y analizar las comunicaciones a través de las redes sociales digitales.

Oroza y Puente (2017) hacen hincapié en el papel que presentan las redes familiares, de amigos y conocidos en el intercambio de información, conocimiento y experiencias personales necesarias para animar al proceso migratorio. Defienden que estas redes desempeñan un rol fundamental en la construcción del imaginario sobre la migración. Benítez (2013) añade cómo las visitas pueden ir acompañadas de desinformación y exageraciones fruto del deseo de confirmar la experiencia positiva que contaron otros o que se muestra en las imágenes. El impacto de este fenómeno es mayor cuando las comunidades de origen y destino están compenetradas en la formación de una comunidad transnacional que se comunica de manera permanente a través de tecnologías de comunicación (Brettel y Hollifield, 2008; Echeverría, 2013).

Desde la llegada de las redes sociales digitales, se ha producido un cambio en la construcción de discursos sobre las migraciones, pues ya no sólo depende del tratamiento que los medios dan a la información acerca de los procesos migratorios, sino que dentro del espacio público digital concurren diversas narrativas creadas por los propios usuarios, que definen el modo en que se percibe la representación y la imagen del proceso migratorio (Navarro-López, 2021).

Los estudios de Jackson y Welles (2016) y Siapera et al. (2018) apuntan a que las narrativas impulsadas por los propios protagonistas de los procesos migratorios juegan un papel fundamental en el posicionamiento de un discurso alternativo y con altas cargas de afectividad e identidad. De esta forma, y gracias a las redes sociales digitales, los niños marroquíes acceden a todo tipo de contenidos de experiencias de otros jóvenes que migraron a España con anterioridad, y tienen acceso a imágenes reales e incluso en directo de la nueva vida de estos jóvenes en la sociedad de consumo europea, convirtiéndose esas imágenes en un fuerte impulso para embarcarse en su propio proyecto migratorio.

Publicaciones como la de Terán (2019) señalan que uno de los requisitos que demanda cualquier adolescente residente en Europa es tener una determinada capacidad de consumo, pues esta juventud comienza a tener necesidades que implican ciertos gastos económicos: comprar ropa que vaya en sintonía con la moda que impera en el grupo de amistades, tener dinero suficiente para salir a divertirse con amigos, etc. La percepción de que otros migrantes que residen en Europa han accedido a una envidiable capacidad de consumo, agudizada por el efecto narcisista de las redes sociales, puede resultar muy atractiva para la juventud que permanece en el origen, siendo muy susceptible a la creación de imaginarios idealizados acerca de la vida en el continente europeo que impulsen la migración.

3.    Metodología

Para abordar este estudio se han realizado entrevistas a jóvenes migrantes procedentes de Marruecos y residentes en España.

Se han realizado un total de 14 entrevistas a jóvenes marroquíes de entre 16 y 22 años y que comparten el hecho de haber migrado a España siendo menores de edad, entre los años 2017 y 2022 y desde distintas localidades marroquíes. Las entrevistas se realizaron en distintos periodos, tanto en España (2022) como en Marruecos (2023). Los perfiles de los entrevistados se detallan en la siguiente tabla.

 

Tabla 1. Perfiles de jóvenes migrantes marroquíes entrevistados

Nombre

Edad

Ciudad de origen
en Marruecos

Fecha
de llegada

a España

Fecha de entrevista

Ali A.

20 años

Fez

Febrero 2017

08/09/2022

Ali H.

19 años

Ouled Said L'Oued

Enero de 2020

06/09/2022

Hamza S.

19 años

Tánger

Agosto de 2017

30/08/2022

Mohamed P.

22 años

Benin Melal

Julio de 2018

07/09/2022

Zohir

17 años

El Kelaa des Sraghna

Julio de 2019

10/09/2022

Marouan

18 años

Tánger

Marzo de 2017

17/05/2023

Mohamed B.

21 años

Benin Melal

Abril de 2019

22/05/2023

Monaim

21 años

Moulay Bousselham

Octubre de 2019

22/05/2023

Moussa

18 años

Tetuán

Marzo de 2022

16/07/2023

Amine C.

19 años

Beni Mezala

Agosto de 2019

18/07/2023

Mohamed E.N.

20 años

Kalaa des sraghna

Mayo de 2021

18/07/2023

Hamza E.K.

19 años

Castillejos

Marzo de 2021

20/07/2023

Mohamed E.B.

18 años

Muly Bouslhham

Marzo de 2018

21/07/2023

Abdul

20 años

Kenitra

Junio de 2019

22/07/2023

Fuente: Elaboración propia.

Como se observa, todos los jóvenes entrevistados son chicos, pues del total de menores que migran sin compañía de padres, madres o tutores menos de un 10% son niñas (Comisaría General de Extranjería y Fronteras, 2021). Además, los niños y las niñas menores viven en centros tutelados separados por sexos, y hemos encontrado grandes dificultades para acceder a centros femeninos en la provincia de Sevilla, por lo que no hemos podido incluir el testimonio de niñas entre nuestras entrevistas.

Dado el carácter simbólico y discursivo de los imaginarios empleamos la técnica de la «entrevista activa» (Holstein y Gubrium, 1995; Denzin, 2001), con preguntas amplias que favorecen la intervención activa de los participantes y basada en la concepción de la realidad como una construcción interpretativa. Los jóvenes entrevistados pudieron abordar una amplia gama de sentidos a través de la narración de historias y relatos en respuesta a una serie de preguntas como: “¿qué imagen tenías de España cuando vivías en Marruecos?”, “¿de dónde te llegaba información sobre cómo era España?”, “¿cuándo llegaste a España, la imagen que tenías se correspondió con la realidad?”, “¿hablas con amigos tuyos de Marruecos sobre España?”, etc. La duración de las entrevistas varía entre los 45 y 60 minutos aproximadamente, dependiendo de la longitud de las respuestas de los jóvenes entrevistados.

El acceso a las personas entrevistadas ha sido posible gracias al trabajo de la autora principal en la ONG LuzAzul que atiende a menores no acompañados residentes en centros de acogida, facilitando su integración una vez que cumplen la mayoría de edad y se ven obligados a abandonar el centro. Este hecho permitió contactar con los jóvenes y realizar las entrevistas, tanto en España como en Marruecos, aprovechando un proyecto que les permite visitar su país de origen en verano. El contacto previo con los jóvenes migrantes otorga al investigador una legitimidad y confianza que posibilita el acercamiento a los sujetos, la observación e interpretación de sus motivaciones, y la exploración de experiencias y matices difíciles de captar por otros medios.

4.    Resultados

4.1.   Fuentes informativas e imagen de España previa a la migración

La primera parte del cuestionario indaga sobre las fuentes de información disponibles por parte de los jóvenes sobre la realidad de España. Las entrevistas realizadas muestran que los menores construyeron su imaginario sobre España mayoritariamente a través de las redes sociales, y no de otros medios de comunicación.

No veía en la televisión nada de España, ni en la radio (Ali A.).

No veía nada de España en la tele, sólo por redes sociales (Ali H.).

Específicamente preguntados sobre el origen de la información que recibían en redes sociales, esta procede mayoritariamente de otros jóvenes que ya habían migrado.

Yo tenía muchos amigos que habían venido a España antes que yo, y veía sus historias en las redes sociales (Moussa).

De mis colegas que vivían conmigo en el barrio, cuando vinieron a España antes que yo (Ali H.).

De mis amigos que ya se habían venido a España (Marouan).

En el imaginario creado sobre España, los jóvenes señalan específicamente los contenidos visuales publicados en las redes sociales como fuente de información. Fotos y vídeos publicados por otros jóvenes migrantes ejercen una fuerte atracción.

Veía muchas fotos de gente que había llegado y estaba con sus amigos en los centros de menores y parecía que lo estaban pasando bien. Las fotografías que veía siempre contaban cosas buenas, yo los veía felices, pero en las fotos siempre pasa eso. La realidad no es tan bonita como en las fotos (Amine C.).

Los chavales del barrio hablaban de lo bueno que era España y veíamos fotos muy buenas en el móvil, en Instagram, en Facebook. Porque yo antes de venir a España tenía amigos que ya habían venido y subían fotos y yo las veía y decía «ostras que guapo» (Hamza E.K.).

Otros dos jóvenes señalan también a los influencers como fuente de información. Sin embargo, el contacto mediante las redes sociales o la información recibida a través de ellas por parte de amigos, conocidos u otros jóvenes marroquíes, destaca como la principal fuente de contenidos para la creación del imaginario sobre el destino, así como la más influyente a la hora de tomar la decisión de migrar. Los jóvenes parecen dar mayor credibilidad a estos círculos de amistad entre pares, muchos de ellos creados previamente en Marruecos, considerando más cercana la experiencia trasmitida por sus círculos de amistad, con los que en general comparten edad, aspiraciones y formas de consumo digital.

Yo pensaba «mira mis colegas, que estaban conmigo antes andando por las calles de mi barrio, y ahora están allí en España» y yo quería estar con ellos (Ali H.).

4.2.   Correspondencia entre la imagen previa sobre España y la realidad vivida

Para la mayoría de los jóvenes sin familiares en España y que sólo se informaron por redes sociales, su situación al llegar al país no se correspondía con la imagen creada, mostrando sentimientos de decepción, deseo de regresar a Marruecos y arrepentimiento.

En Facebook, sólo ponían fotos de cosas buenas. Los chicos de Marruecos cuando llegaban a España el primer zapato que se ponían son unos zapatos Nike que valen 200€ y un chándal de Lacoste que vale como 300€ y se hacían fotos (Ali A.).

Me decepcioné mucho, las historias que me contaban y las fotografías que veía de España eran sólo de cosas buenas, y eso me animaba a venir a España. Así somos los seres humanos, vemos una cosa buena, y queremos tenerla, sin pensar que también hay una parte mala que no vemos. Antes de venir había muchas cosas que no tenía en cuenta, que no me habían contado no había visto fotos y que no conocía, cosas que no me gustaron tanto (Amine C.).

Las cosas que me contaron no era cómo lo que yo viví aquí. Me dijeron que había mucho dinero y estuve un año y medio viviendo en la calle. La primera vez que llegué a España pensé «ostia, mejor haberme quedado en Marruecos que venir aquí» (Ali A.).

La distorsión narcisista de las redes sociales combinada con el fenómeno del migrante triunfador que decide mostrar únicamente los aspectos positivos de su nueva vida con el objetivo de no preocupar a la familia o no sentirse juzgado resulta evidente en las declaraciones de los entrevistados. Los contactos digitales de los chicos trasladan una imagen distorsionada, ya que solo publican contenidos agradables, mientras que ocultan lo negativo de la experiencia migratoria. Los menores migrantes construyen un imaginario de España que, en ocasiones, llega a una total idealización del país de destino.

Yo pensaba que en España se encontraba el dinero en el suelo. No es broma, yo pensaba eso, te lo juro […] Todos los chicos de Marruecos piensan así (Ali A.).

La imagen que tenía de aquí era como un paraíso, contaban muchas cosas de España que nosotros en Marruecos no entendíamos, pero te ponías contento (Hamza S.).

Para profundizar en esta cuestión, se preguntó específicamente sobre la existencia de familiares cercanos que hubieran migrado previamente. De los 14 jóvenes migrantes, solo 3 tenían contacto con familiares residentes en España y los señalaban como fuente prioritaria de información, junto con las redes sociales, que eran la única fuente para el resto de entrevistados. Es destacable que, precisamente los 3 jóvenes con contactos familiares directos, afirmaban que la realidad vivida al llegar al país se correspondía mejor con el imaginario creado antes de migrar.

Como mi padre había estado trabajando en España cinco años, él me contaba cómo era España y cómo eran los centros de menores. Me avisó que no creyera todas las historias que yo veía de los niños que estaban en España porque todo era mentira, que por las fotos que subían parece que viven bien pero después no viven bien del todo (Zohir).

Yo sabía que tenía que hacerle caso a mi hermano que vivía en España y me decía la verdad, y no creer lo que me decían mis amigos (Mohamed P.).

Tras la llegada a España los menores constatan la distorsión provocada por esos contenidos e imágenes. Señalan el ocultamiento de las experiencias negativas o la falsedad de las publicaciones digitales de los jóvenes que les precedieron, y muestran un sentimiento de decepción y desengaño.

Como sólo me contaban cosas buenas, aunque en España también hay cosas malas, pero nunca me las contaron, yo imaginaba que España era mejor de lo que realmente es (Hamza E.K.).

Yo no sé si mis amigos tuvieron también momentos malos en España cuando llegaron como yo los tuve. Eso no lo cuentan (Ali H.).

Creo que la gente que viene aquí te miente y te dicen «yo aquí estoy muy bien» y después cuando los ves de verdad los encuentras igual que tú. Porque yo he hablado después con ellos aquí en España y los he encontrado en la misma situación que yo (Hamza S.).

Me decían que estaban muy bien, que ellos compraban ropa cada semana o cada dos días. Pero ellos no decían la verdad, todo era mentira. No sé por qué me lo decían, no lo entiendo (Ali A.).

Los jóvenes también son conscientes de los riesgos de migrar, incluso de la más cruel se sus consecuencias como la de perder la vida en el trayecto. En sus respuestas a la pregunta acerca de si en su país de origen les llegaba la información de las numerosas muertes en el estrecho de Gibraltar, los menores responden afirmativamente e incluso relatan trágicas experiencias personales.

Sí llega, pero esa información no hace que la gente cambie de opinión y siguen queriendo venir a España (Abdul).

Sabía que era peligroso, pero me daba igual (Zohir).

Yo sabía que migrar en patera era un riesgo, todo el mundo lo sabe, que cuando entras en el mar puedes vivir o morir (Mohamed E.B.).

Sí, yo sabía que había personas que morían, de hecho, muchas personas han muerto delante de mí (Mohamed P.).

Sí, tengo muchos amigos que han muerto, uno murió conmigo. Yo vine nadando de Castillejos a Ceuta y uno de los amigos que venía con nosotros se ahogó, todavía no han encontrado su cuerpo. En ese momento si tuve mucho miedo, porque el chico estaba a nuestro lado nadando y de repente desapareció y ya no podíamos volver (Hamza E.K.).

Se observa sin embargo cómo los jóvenes, a pesar de conocer los riesgos, autocensuran la información negativa y se centran en sus aspiraciones e ilusiones de llegar a España y cambiar de vida. Incluso calificando como buena su vida en Marruecos, la promesa y la ilusión por una vida mejor se imponen entre estos chicos.

Venir a España fue un juego de niños, porque yo vivía bien en Marruecos, mi madre no me dejaba venir y lo hice sin permiso, pero yo sabía que había gente que moría intentándolo antes de venir (Hamza E.K.).

Sí, yo lo sabía. Un chico se ha muerto delante de mis ojos. […] Cuando yo estaba en Marruecos no pensaba en estas cosas, sólo pensaba en ir a España y ya está, no pensaba en que iba a pasar cosas malas, todo lo que estaba sufriendo iba a pasar y cuando llegara a España iba a empezar una vida nueva (Ali A.).

4.3.   Imagen proyectada tras la llegada a España

Resulta relevante que, a pesar del sentimiento de desengaño sobre la imagen difundida sobre España por otros jóvenes migrantes que les precedieron, cuando se pregunta a los entrevistados sobre si ellos también publican contenidos sobre su experiencia y de qué forma lo hacen, estos replican el mismo sesgo positivo o, al menos, silencian su verdadera experiencia.

Ahora yo publico en redes sociales cuando estoy con mis amigos, cuando salgo de fiesta. Las cosas malas no se suben, como todo el mundo solo publico cosas buenas. Yo sé que al publicar sólo cosas buenas la gente que vive en Marruecos las ve y quiere venir (Hamza E.K.).

En Instagram publico fotos que muestran cosas buenas, muy pocas veces muestro cosas malas. Mi hermano que vive en Marruecos ve mis fotos y debe pensar que estoy muy bien aquí, porque tengo momentos malos, pero no los enseño en las redes sociales (Mohamed B.).

Los jóvenes no solo replican los contenidos que recibieron, sino que además perciben el mismo sesgo perceptivo optimista sobre España entre sus pares etarios.

A mí nunca me ha escrito nadie preguntándome cómo es de verdad España, ellos sólo ven las fotos y quieren venir y vienen. Pero sé que si yo les contase las cosas malas de España no me creerían, me llamarían mentiroso (Hamza E.K.).

Cuando antes estaba en Melilla mis amigos de mi ciudad siempre me preguntaban por Facebook qué si estaba bien en Melilla, porque ellos también querían venir a España. Yo les decía que estaba sufriendo mucho, pero ellos me decían que no pasaba nada, que iban a venir a Melilla para intentar subir a España (Ali A.).

A mí me escribe gente de Marruecos preguntándome, pero sólo me dicen «guau que guay la foto, qué bonito ese sitio, dónde es», nadie me pregunta cómo es la vida en España en realidad. Pero puede que, aunque supieran la realidad de España y que no todo es tan bueno, a lo mejor seguirían queriendo venir (Abdul).

Tengo muchos amigos de Marruecos que me siguen y ven lo que publico. El problema es que, aunque yo les diga a mis amigos que en España hay cosas malas y que no es todo tan bonito, no me van a creer, van a pensar que les estoy mintiendo, porque todo el mundo quiere venir a España y piensan que aquí sólo hay cosas buenas. Así que la verdad, que no les cuento las cosas malas ni mis problemas (Mohamed E.N.).

Además, se observa en las declaraciones de los jóvenes que existe una fuerte presión social tanto por migrar como por vivir ese proceso de manera exitosa, en línea con el mencionado mito del migrante triunfador. Incluso entre jóvenes que se arrepientan de haber migrado, la opción de volver o el hecho de expresar la experiencia migratoria con tintes negativos son socialmente sancionados.

Tenía un tío que cuando vino me dijo que por qué no iba yo a España, que ahí iba a vivir mejor, iba a estudiar […] Casi todos mis colegas se habían ido ya a España, me había quedado solo (Ali H.).

Si vuelvo a mi ciudad la gente se reiría de mí, me dirían «por qué ha vuelto, es tonto». Sería como mostrar que he fracasado en España (Hamza E.K.).

4.4.   Influencia de otros factores que impulsan la migración

Cabe aclarar que la situación que viven en Marruecos sigue siendo la principal motivación de estos menores para embarcarse en un proyecto migratorio. Nuestra investigación se centra en la influencia de las redes digitales, y las causas profundas de los procesos migratorios exceden los límites de este texto. Al abordar un aspecto concreto del proceso migratorio corremos el riesgo de acentuar su importancia. Aunque, como hemos señalado, las redes sociales digitales tienen su efecto, no pretendemos reducir la complejidad y multicausalidad del proceso migratorio. Por ello hemos añadido algunas preguntas generales sobre las motivaciones para migrar por parte de las personas entrevistadas. Los jóvenes relatan la falta de expectativas que sufren en Marruecos y las oportunidades, que, a pesar de todo, pueden tener en España.

En Marruecos, aunque vayas al instituto y a la universidad y te gradúes hay mucha gente que no tiene la suerte de encontrar un buen trabajo. Yo no quería buscar en España únicamente el dinero, sino en un buen futuro. Yo quiero estudiar y conseguir un buen futuro poco a poco (Amine C.).

Aquí trabajando 4 o 5 meses puedes ganar el dinero que ganas en Marruecos un año. Cuando yo vivía en Marruecos trabajaba de ayudante de zapatero y cobrara 15 o 20 euros cada semana (Ali A.).

Mejor estar aquí o estar muerto que estar en Marruecos. Si siguiera en Marruecos seguramente estaría en la cárcel o traficando. La mayoría de jóvenes en Marruecos acaban así porque no trabajan, porque están todo el día trabajando para no cobrar nada (Zohir).

Incluso aquellos jóvenes que, en los momentos más difíciles, se arrepintieron de haber migrado, consideran que en España vivirán mejor que en su país de origen.

He sufrido mucho. Sobre todo, cuando estaba en la calle. Algunos días no comía, dormía sin manta y sin nada y hacía mucho frío, pero es normal, no pasa nada. Si yo empezara de nuevo y yo sé que voy a sufrir como he sufrido no volvería, pero ahora que estoy aquí estoy bien, porque todo ha pasado (Ali A.).

Al principio si me arrepentí, tenía 17 años, no quería estar en el centro de menores, éramos 200 y pico de personas en un centro, era horrible. Pero fue poco a poco mejorando. Ahora no me arrepiento. Si intenté cinco veces la patera fue porque no veía ninguna otra salida a mi futuro en Marruecos (Monaim).

La falta de expectativas que viven estos chicos en el lado equivocado de la frontera más desigual del mundo sigue siendo el principal impulso para migrar. No obstante, como hemos comprobado, los contenidos que estos jóvenes reciben a través de las redes sociales tienen un efecto que refuerza este impulso migratorio.

5.    Conclusiones

La investigación pretendía analizar el papel de las redes sociales digitales en la creación de los imaginarios sobre España de la juventud migrante marroquí, así como corroborar si luego se correspondían con la realidad que experimentaban una vez que llegaban al país.

Respecto a la imagen construida sobre España y el proceso migratorio, los resultados de la investigación muestran la influencia que ejercen las redes sociales, sobre todo a través de contactos con otros menores migrados, y el sesgo de los contenidos que se difunden en ellas. En ellos se proyecta una imagen de España exclusivamente positiva y a veces totalmente idealizada.

En cuanto al grado de correspondencia entre los imaginarios creados previamente y la experiencia real al llegar a España, se observa cómo dicha imagen sesgada enmascara la dura realidad que viven los menores al llegar a su destino. La mayoría de los jóvenes marroquíes entrevistados se sienten desengañados por la información recibida previamente, sin embargo, replican en las redes sociales el mismo tipo de contenidos. El sesgo narcisista de las redes sociales, combinado con la presión social y familiar que anima a ocultar la parte negativa del proceso, se apuntan como causas de este fenómeno que retroalimenta el impulso por migrar de otros jóvenes marroquíes.

La falta de expectativas de estos chicos en su país de origen, principalmente por motivos económicos, pero no de forma exclusiva, sigue siendo un impulso evidente para migrar. No obstante, los procesos migratorios son complejos, con múltiples causas interrelacionadas. Factores familiares, culturales y sociales, como la globalización de las comunicaciones o las cada vez más tupidas redes de relación personal entre la población marroquí y la que ya reside en España, juegan también su papel.

Aunque los resultados de esta investigación muestran que las redes sociales son la principal fuente de información y de influencia en la decisión de migrar, resultaría simplista achacar a estas plataformas la causa de la migración. En primer lugar, porque, al fin y al cabo, como se muestra en este estudio, son los lazos de amistad creados en Marruecos con otros jóvenes residentes en España la principal fuente de contenidos de dichas informaciones. Las redes por sí mismas solo son un canal de contacto con sus amistades. No obstante, los sesgos que prevalecen en ellas refuerzan el impulso para emprender el proyecto migratorio. En segundo lugar, porque se observa también la influencia de familiares, que, aunque parecen trasladar una imagen más realista, también apuntan en el mismo sentido, e incluso se observa una importante presión social que incita a la migración.

Esto no quiere decir que las redes sociales digitales no tengan un papel, ejerzan influencia y contribuyan a los procesos migratorios, como se ha mostrado en este texto, pero desde una perspectiva crítica basada en los derechos humanos, es imprescindible atender y denunciar las causas profundas y estructurales de la pobreza, la desigualdad, la falta de libertades o la discriminación que padece la población de los países empobrecidos.

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